miércoles, 25 de junio de 2008

El extraterrestre que "aterrizó" sin el OVNI

Ojeando la revista Enigmas del mes de octubre de 2007 veo un artículo, firmado por Mariano F. Urresti, donde se rememora el incidente de Puente San Miguel (Cantabria), ocurrido el día 1 de diciembre de 1977. El trabajo se titula: El terror no cumple años y en él, Urresti narra la entrevista que hace, en exclusiva, al testigo principal del incidente treinta años después. Me llamó la atención el caso por tratarse de un aterrizaje con humanoide y, también, por este comentario del autor:

“...Es evidente que el periodista establece una íntima relación entre el objeto que Cristóbal Ruiz vio elevarse desde el suelo frente a su domicilio y el gigantesco ser que había visto su hermano. ¿Se apresura Benítez en su conclusión? Creo que no. Y si alguien puede llegar a una conclusión diferente, es el momento de que la aporte o calle para siempre.”

Así que, buscando información sobre el suceso encuentro, entre mis papeles, esta noticia publicada en La Gaceta del Norte el día 8 de marzo de 1978 donde, básicamente, se dice lo mismo que en el artículo de Urresti.




En concreto, los datos fundamentales del suceso, según estas dos fuentes (Benítez y Urresti), se resumen en: Sólo un testigo (Emilio Ruiz) vio el humanoide mirando por el ventanuco de su vivienda. Otros observadores (Cristóbal Ruiz, Balbina Noriega, etc.) vieron una claridad extraña procedente de un objeto luminoso de forma circular (o sea, un OVNI) que se elevaba del suelo.

“Cristóbal se acercó hasta la puerta de entrada a la casa y abrió levemente la mitad superior de dicha puerta...” “...En ese instante, al mirar a la calle, vi una luz redonda, muy brillante, que subía hacia el cielo.” (La Gaceta del Norte)

“Cristóbal no pudo ver al ser que había aterrorizado a su hermano, pero lo aguardaba una sorpresa imposible de olvidar: un extraño objeto luminoso, de forma circular se elevaba con parsimonia desde el suelo, frente a la casa familiar.” (Urresti)

“Balbina Noriega, a quien también le había extrañado el incesante ladrido de los perros, se asomó a la calle y entonces vio, majestuoso, el extraño objeto luminoso que la había despertado. El mismo OVNI, tal y como habíamos acordado denominarlo, que había visto Cristóbal Ruiz...” (Urresti)

Iker Jiménez también aporta su granito de arena al caso. Por ejemplo, en Encuentros... indica que: “...Efectivamente, el gigantesco ser que caminaba solitario por el pueblo estaba encorvado y apoyado en la fachada exterior...” (p. 161).

Además, precisa que: “Al día siguiente gran parte del pueblo confesó haber observado la extraña luz; una de las testigos, Balbina Noriega, describió perfectamente un objeto que al parecer despegó de un descampado...”

Y es el único que informa sobre este detalle: Los gritos de Emilio despertaron en ese momento a su hermano Cristóbal, que rápidamente bajó a la planta de la calle dispuesto a enfrentarse con la luminosidad...” (p. 162) (El resaltado es mío).

Según las demás fuentes consultadas, Cristóbal, que dormía en otra habitación, fue despertado por los ladridos de los perros. Curiosamente, el que no se despertó, y al parecer no se enteró de nada, fue su hermano Alejandro, que pernoctaba en la misma habitación que Emilio, precisamente debajo de la ventana por la que miraba el humanoide.

Incluso, en un blog se llega a decir que Cristóbal Ruiz vio lo siguiente: “Y así pude ver aún a la extraña figura alejándose y el gran resplandor que emanaba de un pequeño “sol”, que estaba situado en mitad del mismo cruce de carreteras que se encuentra al lado de la casa.”

Gracias a la información, sobre el incidente, facilitada por Julio Arcas Gilardi y Vicente-Juan Ballester Olmos, que desde aquí agradezco, he podido examinar un par de encuestas realizadas al poco tiempo de ocurrir el avistamiento. Una de ellas es del grupo C.I.O.V.E. de Santander, que plasmó su investigación en el artículo: La aparición de Puente San Miguel, publicado en la revista Vimana, nº 4, 1979, pp. 29-30. La otra encuesta la llevó a cabo el grupo I.P.U., también de Santander, y elaboró el siguiente informe: Un extraterrestre se paseó de noche por un pueblo santanderino, publicado en Mundo desconocido, nº 19, enero 1978, pp. 71-76.

Estas dos últimas encuestas concuerdan también, en que Emilio Ruiz fue el único que vio el humanoide. Básicamente, el avistamiento y la descripción del ser son coincidentes con las referencias citadas al principio. Pero, ¡Sorpresa! Los otros observadores (los que vieron el OVNI despegando del suelo), que fueron encuestados por los dos grupos santanderinos citados, resulta que no vieron ni objeto luminoso circular, ni OVNI, ni nada parecido.


Informe I.P.U., Mundo Desconocido, nº 19


A continuación, transcribo sus testimonios, que constan en los artículos mencionados hace unas líneas. Del trabajo publicado en Vimana entresaco:

“Cristóbal, que si bien no observó la ‘Entidad’, si pudo distinguir un enorme resplandor, precisado en el lugar donde su hermano Emilio había visualizado el ‘Ser’.”

“...doña Balbina Noriega, que reside en una casa situada casi enfrente de la que habita el testigo...” “...oyó ladrar fuertemente a los perros, observando a continuación una fuerte luminosidad en el exterior que daba la sensación de haber amanecido, comprobando asombrada como aún era de madrugada.”

“...doña Julia Gutiérrez fue despertada por el ladrido del perro que tiene en su domicilio, observando a través de la ventana, que la calle estaba muy iluminada, atenuándose el resplandor al cabo de unos segundos, hasta desaparecer.” (C.I.O.V.E.)

Del trabajo publicado en Mundo Desconocido, entresaco:

“...Cristóbal, que habita en el mismo domicilio, fue despertado por el alboroto que formaban los perros...y a través de los cristales observó la calle iluminada por un fuerte resplandor que provenía de su derecha, no precisando si estaría cerca de la casa o lejos, ya que no veía su origen.”

“Dña. Balbina (que se levantó para ir al servicio) coincide al comentar que oyó ladrar fuertemente a los perros, aunque no prestó mayor atención a la luz ya que creyó que empezaba a hacerse de día, extrañándose al volver a su habitación y observar la hora que era.”

“Dña. Julia Gutierrez, fue despertada por el ladrar del perro que tiene en su domicilio, viendo por la ventana que el exterior estaba fuertemente iluminado, atenuándose el resplandor al cabo de unos segundos hasta desaparecer, lo que la hizo creer que se trataba de un relámpago, si bien no oyó ruido de trueno, lo que le extrañó.”

“Su yerno Manuel Fernández también fue despertado y asegura que el ladrido del perro era mezcla de temor y alboroto aunque él no vio la iluminación.” (I.P.U.)

Sólo hay un testigo de la visión del humanoide: Emilio Ruiz Orive. Las condiciones de la observación son algo peculiares. El testigo se encontraba durmiendo y fue despertado por los ladridos de los perros (sobre las 4:45 de la madrugada), a continuación vio la cara que le miraba por el ventanuco de 20 x 30 cms. Opino que no hace falta apelar a tripulantes y naves extraterrestres ni a seres de otra realidad para explicar el suceso de Puente San Miguel. Hay otras posibilidades que encajan perfectamente con lo ocurrido en el citado pueblo. Por ejemplo, la visión de Emilio es compatible con una alucinación hipnopómpica. Este tipo de experiencias suele producirse al despertar y son percibidas como muy reales provocando angustia y terror, sobre todo cuando van acompañadas de parálisis.

En cuanto a la claridad, que se pretendió relacionar con el humanoide, las primeras fuentes, más optimistas, la achacan a un OVNI que despegaba. Sin embargo, en las dos últimas referencias, en mi opinión más fiables que las primeras, los observadores no ven el origen de esa claridad, al parecer extraña. Es más, alguno ni vio la susodicha luminosidad. Otra, no le prestó mucha atención y una tercera creyó que fue un relámpago.

A mi juicio, la “extraña” iluminación adquirió importancia después de conocerse la “aparición” de la entidad. Como ambos incidentes ocurrieron, más o menos, a la misma hora, no tardaron en relacionarlos y en sobrestimar la mencionada claridad. De todas formas, no hay mucha información sobre ella. ¿Fueron relámpagos? (Así lo creyó una testigo) o ¿pudo tratarse de la luz reflejada por la Luna? A las 5:00 horas (GMT+1), el astro tenía una altura de unos 60º y estaba ubicado hacia el Sur.


La Luna a las 5:00 horas del 1 de diciembre de 1977


Teniendo en cuenta la probable escasa iluminación de las calles en esas fechas y el estado somnoliento de los testigos, la iluminación lunar (si las nubes lo permitían), a esas horas, pudo provocar ese elemento, supuestamente extraño, del caso.

Moraleja: Siempre es bueno disponer de varias fuentes independientes que hayan encuestado el mismo incidente. De esta forma, es posible comparar detalles y acercarse un poco más a la verdadera naturaleza de lo narrado.

miércoles, 18 de junio de 2008

Otra muestra del rigor de Cuarto Milenio

Mirando en el You-Tube he descubierto otro ejemplo de cómo trata la información el equipo de C.M. El vídeo, que pueden ver aquí, está realizado por unos, hasta ese momento, fieles seguidores del mencionado programa.

Como verán, se trata de un lapsus muy en la línea de este tipo de pesquisas. Aprovecho la ocasión para mostrarles otras “investigaciones” realizadas por el presentador de C.M.

Aquí pueden ver un dossier extenso del Círculo Escéptico. También, pueden leer la historia del OVNI aparecido el día 10 de febrero de 1896, la del OVNI de Aranda de Duero y el OVNI gigante de Trujillo.

Que lo disfruten.

El cosmonauta fantasma

domingo, 15 de junio de 2008

OVNI perseguidor ¡en el año 1936!

Con el rigor que le caracteriza, Iker Jiménez nos informa en su Encuentros... (pp. 347-348) de una persecución a los testigos, por parte de un “extraño proyectil sobre la costa vasca”, en la madrugada del 2 de octubre de 1936.

El relato del incidente, que hace el susodicho autor, es el siguiente:

“...el novelista Valentine Willians, acompañado de los señores Fernández de Arzabal y Neil O’Mallei, fueron perseguidos por un extraño objeto con forma de bala que se desplazaba horizontalmente al suelo a gran velocidad y dejaba a su paso una estela de luz blanca.” (El resaltado es mío)

Como no da ninguna referencia, supongo que esta historia la ha tomado de alguna de las obras de Antonio Ribera. Por ejemplo, en Los doce triángulos de la muerte (pp. 297-298), Ribera cuenta este caso y señala que los datos los coge de la obra: Flying Saucers on the Attack, de H. T. Wilkins. Según narra Ribera, los testigos se dirigían, en automóvil, de Burgos a Biarritz y la aparición tuvo lugar en este punto: “El automóvil que los conducía se hallaba aproximadamente a 74 millas de San Sebastián (119 km)...” o sea, cerca de Vitoria. Lugar algo alejado de la costa, ¿no?


Pero sigamos con el relato de Ribera: “Volviendo la cabeza, el novelista vio lo que, de momento, tomó por un proyectil trazador de avión, que corría por el aire partiendo de la montaña, en una rápida trayectoria que formaba ángulo recto con la que seguía el automóvil. El objeto se desplazaba con sorprendente celeridad, a la izquierda del coche y en dirección Norte.”

Como se puede leer, no hay persecución del ovni a los testigos por ninguna parte y, además, quisiera saber de donde ha sacado el señor Jiménez que el objeto luminoso se desplazaba horizontalmente al suelo.

“Mr. Willians relató más tarde su observación en estos términos: Era como una estela de humo blanco, cayendo hacia la Tierra. De pronto se convirtió en una llama anaranjada, sin producir el menor ruido o explosión. Paré el motor del coche, pero no oí el zumbido de ningún avión. El silencio era absoluto. Los alrededores estaban totalmente desiertos. En mi reloj eran las 4,18. Mis dos compañeros, que vieron el fenómeno un segundo antes que yo, dijeron que el humo blanco brillaba con una viva luz blanca.” (A. Ribera)

Por lo visto, el mismo objeto celeste fue observado, por otras personas, en San Sebastián y Biarritz.

Por la descripción del fenómeno y por las distintas, y alejadas, ubicaciones de los observadores, no hay duda de que se trató de la aparición de un bólido. Bólido convertido, por arte de birlibirloque, en un ovni anterior al año 1947, por algunos ufólogos bastante optimistas.

miércoles, 4 de junio de 2008

El año 1976 finalizó con una observación múltiple asombrosa

Hacia las 2 de la madrugada del día 29 de diciembre de 1976, hizo su aparición, en el cielo, un espectacular bólido que fue visto en diferentes lugares de la península ibérica, norte de África y desde un avión en el océano Atlántico. El extraordinario meteoro provocó numerosos casos ovni en la citada madrugada.

Las visiones del bólido, tomado por un ovni, se produjeron en las provincias de Valencia, Alicante, Murcia, Almeria, Málaga, Cádiz, Granada, Toledo, La Rioja, Navarra, ciudad de Melilla y desde un avión que acababa de despegar de Lisboa (Fermín Sánchez de Medina, Informe sobre un caso múltiple: 29.XII.76, Stendek, nº 32, junio 1978, pp. 2-10 y 29).

Esta serie de observaciones resultan muy didácticas pues, por ellas, veremos desfilar toda una serie de percepciones erróneas, ilusiones, historias fraudulentas, etc. Además, también aparece, en todo su esplendor, el efecto investigador”, donde se puede comprobar cómo los prejuicios del ufólogo pueden moldear una observación poco común, adaptándola al mito ovni.

Uno de los testimonios más extensos se publicó en La Gaceta del Norte el día 30 de diciembre y daba cuenta de la aparición del fenómeno luminoso visto desde Arrubal (La Rioja).



José L. Guillerma y varios colaboradores se desplazaron al lugar del suceso para realizar la oportuna encuesta. Las pesquisas que efectuaron se pueden leer en: Informe sobre la observación de un misterioso objeto volante en Arrubal, Stendek, nº 29, septiembre 1977. En dicho artículo se puede ver claramente el mencionado “efecto investigador”. Las ideas preconcebidas del encuestador convirtieron la observación de un bólido en el aterrizaje de un OVNI: “...entramos inmediatamente en la zona del aterrizaje, pues, casi con absoluta certeza el objeto estuvo posado en tierra.” (Guillerma)

Como todo el mundo sabe, los vehículos suelen fallar en las proximidades de un OVNI. Es el llamado efecto EM. Supongo que por esa razón, el encuestador menciona, en su trabajo, que la motocicleta del testigo comenzó a fallar un poco antes de la observación: “A unos doscientos metros de la carretera general –quizás menos- se detuvo, pensando que la bujía hacía ‘pelo’, y se dispuso a cambiarla. La cambió, y la moto siguió fallando.” (Guillerma). Como se puede leer en La Gaceta del Norte, el observador no menciona este incidente, lo cual sugiere que no lo relacionó con la aparición luminosa.

También aparecen, en el informe del encuestador, los clásicos errores de percepción de distancias: “...a unos 800 o 1000 metros de distancia del testigo, y a su espalda, se encendió una potente luz blanca.” Y de altura: “...se elevaba sobre una estela verde-amarilla, para estabilizarse a algunas decenas de metros sobre el suelo.” (Guillerma) (El resaltado es mío)

Según Guillerma, el OVNI desapareció por el oeste: “lo comprobamos porque momentos después de llegar nosotros al lugar se puso el sol por el mismo lugar que voló el OVNI.” Como muy bien apunta Manuel Borraz en: Ovnis, la cuestión de los casos negativos (I), CdU nº 11, 1991, el día 15 de enero de 1977 (fecha de la visita de los encuestadores al lugar del incidente): “...el Sol no se ponía exactamente por el oeste sino unos 30º más al sur. Por lo tanto, una trayectoria NE-SO parece más adecuada en este caso que la trayectoria E-O sugerida por una lectura superficial del informe.” En el recorte de prensa (ver más arriba) el testigo señala una trayectoria N-S.

Pero, para más inri, el equipo de encuesta descubrió huellas, en el terreno, del supuesto aterrizaje: “Mis acompañantes y yo nos dispersamos sobre el terreno, mientras el Sr. Martínez nos indicaba aproximadamente la zona donde había visto el objeto. Cerca del lugar encontramos huellas. No puedo decir si eran o no del OVNI. Pero eran huellas, ¿cómo decirlo?, fuera de lugar.” (Guillerma)

En febrero de 1984, J. Marcos Gascón efectuó una serie de averiguaciones sobre el caso: “Gascón concluye que el testigo observó muy probablemente un bólido y que los problemas en el sistema eléctrico de su motocicleta habrían sido fortuitos. Por otra parte, pone en evidencia que el testigo no sólo no llegaba a definirse sobre el asunto de las huellas encontradas por Guillerma durante su encuesta del caso, sino que incluso mantenía sus dudas respecto a una eventual ascensión del objeto desde el suelo.” (M. Borraz)

En fin, como se ha visto, la investigación de campo puede introducir serios errores y distorsiones en una observación OVNI, que luego servirán para que no haya forma de explicarla y para seguir alimentando el mito.

Pero todavía hay más. En varias observaciones del bólido, acaecidas en la provincia de Toledo, se mencionan ciertos elementos extraños y sospechosos. Los casos ocurrieron entre Arenas de San Pedro (Ávila) y Talavera de la Reina (Toledo). Los datos que llaman la atención del primer caso son: Parada del motor de un automóvil, y alumbrado del mismo, al paso del ovni (bólido) e inmovilización de éste durante cinco minutos. En el segundo caso, sucedido también en la misma carretera, “...el motor de su coche se quedó inactivo, y las luces de su vehículo se apagaron.” Y “la observación del objeto luminoso duró aproximadamente, cinco o seis minutos.” El tercer caso aconteció a unos 4 kilómetros del anterior y fueron testigos unas camareras: “Durante el paso del fenómeno luminoso fue advertida en el Club una pérdida de potencia de su iluminación, que es producida por un generador propio, seguida de una subida espectacular de la misma durante un momento...” (F. Sánchez)

Como es lógico, un meteoro no hace esas cosas y se podría pensar que se trata de observaciones de otro fenómeno, pero las descripciones de los tres avistamientos son coincidentes con las del bólido: Hora de aparición, aspecto del fenómeno luminoso, larga estela verde, trayectoria N-S, etc. ¿Se han añadido esos elementos a las mencionadas visiones del bólido para amoldarlas al estereotipo OVNI?

Por otra parte, resulta curioso y sospechoso que el encuestador de estos casos talaveranos (Antonio Rodríguez Santamaría) sea el mismo que investigó el rocambolesco aterrizaje OVNI, producido esa misma madrugada, en un polvorín de Talavera de la Reina. Historia que pueden leer aquí y que pronto se descubrió que era un fraude.

Por lo visto, el bólido de la madrugada del 29 de diciembre de 1976 dio para mucho. El espectacular meteoro sirvió, probablemente, de inspiración para el increíble aterrizaje en una instalación militar de la citada ciudad toledana. Las pesquisas realizadas por Vicente-Juan Ballester Olmos confirmaron que el avistamiento era una patraña. Más datos, en su informe: Fiasco ufológico: el caso del polvorín de Talavera (1976), CdU, nº 9-10, pp. 117-121, sep-dic. 1990 y también en su libro: Expedientes Insólitos, Temas de hoy (Madrid), 1995, pp. 98-105.

Otra de las clásicas imprecisiones en los testimonios suele ser la de la hora de observación. En este caso, la información de dicho dato varía desde las 1:50 hasta las 2:10 horas. O sea, casi un margen de media hora.

Resulta, también, ilustrativa la información, aportada por los diferentes testimonios, sobre la forma del núcleo del fenómeno luminoso: Redondo, ovalado, triangular, forma de puro, redondo con base plana y cúpula, alargado, etc.

El bólido visto desde Algeciras. Dibujo publicado por el diario Sol de España el domingo, 9 de enero de 1977.



¿Bólido natural o artificial?

“Según comunicación con fecha del 6/8/84 de D.W. Kindschi, del NORAD, a V.J. Ballester Olmos, no hay constancia de ninguna reentrada de objeto espacial de origen artificial en los listados del NORAD que pudieran explicar las observaciones del 29/12/76.” (M. Borraz)


El avistamiento múltiple de la madrugada del 29 de diciembre de 1976 es una buena muestra de cómo se puede llegar a distorsionar la observación de un fenómeno natural, eso sí, muy espectacular, y convertirlo en un portentoso incidente OVNI.