lunes, 2 de septiembre de 2013

OVNI perseguidor en las carreteras zamoranas

Federico Acosta Noriega relata en su libro, citado por esta bitácora en varias ocasiones, otro insólito avistamiento, ahora en el capítulo VIII (LOS OVNIS QUE MANDAN): El ovni de la carretera de Fermoselle. Aunque la información que ofrece no es muy completa, ha sido suficiente para descubrir la explicación.

El relato del caso, tomado de las páginas 87 y 88, es este:

 
Un simple error en un dato, aparentemente, sin importancia puede mantener una observación OVNI inexplicada eternamente. Por ejemplo, en el suceso que nos ocupa la fecha del avistamiento es: "En abril o mayo de 1977, sobre las ocho y media de la tarde y ya de noche..." (El subrayado es mío)

Lo que pasa es que en abril y mayo, a las ocho y media de la tarde, el Sol todavía no se había puesto en Zamora. Con lo cual, el incidente tuvo que ocurrir, como mínimo, en marzo. Durante buena parte del citado mes sí era de noche a las 20:30 horas, ya que, todavía no se había pasado al horario de verano (2 de abril). Por otra parte, resulta que durante todo el mes de marzo, a la citada hora, era visible, por el horizonte oeste. la reina de los OVNIs.


Carta celeste correspondiente al anochecer del día 15 de marzo de 1977. Si ubicamos al testigo en un mapa en el momento en que descubrió el OVNI: "...después de cruzar el pueblo de Fadón lo veía por delante..." (El observador venía de Fermoselle), comprobaremos que lo que veía por delante era el planeta Venus.


El testigo llamó a otros vecinos para enseñarles el OVNI. Montándolos en el coche, y recorriendo las carreteras de la zona, comprobaron que les seguía. Cuando paraban el automóvil el OVNI (Venus) se detenía, todo ello explicable por las inconfundibles ilusiones de persecución que suelen producirse cuando los testigos se desplazan en coche. En definitiva, otro ejemplo más donde el planeta Venus es tomado por un OVNI.

Federico Acosta escribió estas ingenuas notas sobre el incidente:

Después de la entrevista di en  pensar por qué un ovni podía seguir con insistencia a un determinado vehículo cuando otros muchos pasaban por la carretera que no se diferenciaban aparentemente del de Eduardo Ufano. Sólo encontraba una explicación: el ovni quería dar a conocer su presencia y hasta si fuera posible entablar comunicación.

Pasó algún tiempo y por tener que ir Eduardo Ufano a mi oficina volví a hablar con él, y le conté mi sospecha de que él por alguna razón que nos era desconocida era un sujeto apropiado, bien como receptor o como emisor de ondas telepáticas y casi le convencí de que, si volvía a encontrar el ovni,  le ordenara con el pensamiento algún giro especial para si "ellos", los que fueran, recibían su comunicación. (pp 88-89)



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