domingo, 15 de junio de 2008

OVNI perseguidor ¡en el año 1936!

Con el rigor que le caracteriza, Iker Jiménez nos informa en su Encuentros... (pp. 347-348) de una persecución a los testigos, por parte de un “extraño proyectil sobre la costa vasca”, en la madrugada del 2 de octubre de 1936.

El relato del incidente, que hace el susodicho autor, es el siguiente:

“...el novelista Valentine Willians, acompañado de los señores Fernández de Arzabal y Neil O’Mallei, fueron perseguidos por un extraño objeto con forma de bala que se desplazaba horizontalmente al suelo a gran velocidad y dejaba a su paso una estela de luz blanca.” (El resaltado es mío)

Como no da ninguna referencia, supongo que esta historia la ha tomado de alguna de las obras de Antonio Ribera. Por ejemplo, en Los doce triángulos de la muerte (pp. 297-298), Ribera cuenta este caso y señala que los datos los coge de la obra: Flying Saucers on the Attack, de H. T. Wilkins. Según narra Ribera, los testigos se dirigían, en automóvil, de Burgos a Biarritz y la aparición tuvo lugar en este punto: “El automóvil que los conducía se hallaba aproximadamente a 74 millas de San Sebastián (119 km)...” o sea, cerca de Vitoria. Lugar algo alejado de la costa, ¿no?


Pero sigamos con el relato de Ribera: “Volviendo la cabeza, el novelista vio lo que, de momento, tomó por un proyectil trazador de avión, que corría por el aire partiendo de la montaña, en una rápida trayectoria que formaba ángulo recto con la que seguía el automóvil. El objeto se desplazaba con sorprendente celeridad, a la izquierda del coche y en dirección Norte.”

Como se puede leer, no hay persecución del ovni a los testigos por ninguna parte y, además, quisiera saber de donde ha sacado el señor Jiménez que el objeto luminoso se desplazaba horizontalmente al suelo.

“Mr. Willians relató más tarde su observación en estos términos: Era como una estela de humo blanco, cayendo hacia la Tierra. De pronto se convirtió en una llama anaranjada, sin producir el menor ruido o explosión. Paré el motor del coche, pero no oí el zumbido de ningún avión. El silencio era absoluto. Los alrededores estaban totalmente desiertos. En mi reloj eran las 4,18. Mis dos compañeros, que vieron el fenómeno un segundo antes que yo, dijeron que el humo blanco brillaba con una viva luz blanca.” (A. Ribera)

Por lo visto, el mismo objeto celeste fue observado, por otras personas, en San Sebastián y Biarritz.

Por la descripción del fenómeno y por las distintas, y alejadas, ubicaciones de los observadores, no hay duda de que se trató de la aparición de un bólido. Bólido convertido, por arte de birlibirloque, en un ovni anterior al año 1947, por algunos ufólogos bastante optimistas.

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