miércoles, 7 de diciembre de 2005

El ovni de Arrúbal

El avistamiento de Arrúbal (La Rioja) aconteció el viernes, 29 de noviembre de 1974, hacia las 18:00 horas locales. Hay una noticia de prensa (La Gaceta del Norte, 6 de diciembre de 1974) dando cuenta de la entrevista que mantuvo el periodista Vicente Escudero con los testigos (diez niños que jugaban al fútbol en el momento del evento). En el año 2001 el Grupo UFO de Calahorra realizó una reencuesta del caso publicando los resultados en su página web. En Papers d’Ovnis, nº 28 abril-junio 2002 (2ª época) se puede leer, también, un artículo de Jordi Ardanuy titulado: “Un OVNI en Arrúbal: 29-11-1974


Por mi parte, he hablado actualmente con varios de los observadores (Francisco Sancho Gil, Luis Oscar Sagasti y José Antonio Ascacibar Sáenz) y manifiestan que vieron algo en el cielo que les pareció extraño. Sin embargo, en sus narraciones hay algunas discrepancias en puntos importantes. Por ejemplo, en el aspecto, tamaño aparente y distancia a la que se encontraba el fenómeno luminoso.

Básicamente, y según sus explicaciones, vieron entre las nubes algo que era muy brillante, de color blanco, que se mantuvo estático en el cielo (en algún momento hizo algunos movimientos en zig-zag) y después de unos minutos desapareció poco a poco entre las nubes.

Los testigos, en el momento de la observación, tenían entre 6 y 12 años de edad. Edades en las que, por cierto, es muy fácil mezclar hechos reales y fantasías.

En esta historia llama la atención que ¡Solamente los diez niños vieron el extraño objeto celeste! A pesar de que eran las seis de la tarde ¡nadie más en el pueblo observó el fenómeno!

¿Lo que los niños tomaron por un OVNI, para el resto de habitantes de Arrubal pasó desapercibido por tratarse de algo normal? Probablemente sí, porque si realmente apareció, esa tarde, en el cielo del lugar un fenómeno extraordinario algún vecino del pueblo (además de los críos) tendría que haberlo visto. Ocurre, por ejemplo, con las apariciones de bólidos. La visión de estos fenómenos suele durar, por lo general, unos segundos y sin embargo aparecen cientos o miles de observadores. El ovni de Arrúbal estuvo visible unos 8 ó 10 minutos y sólo lo vieron los diez chiquillos.

Este es el típico avistamiento de un grupo de niños donde resulta complicado diferenciar lo real de lo imaginario porque en su día no se realizó una encuesta seria e imparcial. Sólo hay una entrevista de la prensa a los niños, con los inconvenientes y limitaciones (posibilidad de contaminación involuntaria, parcialidad, etc.) de una pesquisa periodística más bien pro-ovni. Además, hay que tener en cuenta que durante esos meses la gente estaba muy sensibilizada con el tema ovni y las noticias de avistamientos causaban un fuerte impacto en la población.

Para concluir, propongo una explicación de momento con cierta prudencia ya que los datos disponibles no permiten afinar tanto. De todas formas, éstos apuntan en una dirección: la confusión con un astro brillante.

Los testigos, en la actualidad, coinciden en situar al fenómeno aéreo, más o menos, en la misma zona del cielo. Francisco Sancho dice que estaba ubicado hacia Calahorra (SE). Luis Oscar Sagasti lo sitúa hacia el Sur. En la foto publicada en Papers d’Ovnis nº 28, se puede ver a dos testigos señalando, aproximadamente, hacia el Sur y a unos 40º-45º de altura.

Pues bien, en la franja del cielo indicada por los observadores se encontraba, a las 18 horas (GMT+1), el planeta Júpiter (magnitud –2.4) con un acimut de 348º (próximo al Sur) y una altura sobre el horizonte de 35º.

En la tarde del 29 de noviembre, en Arrúbal, el cielo estaba cubierto de nubes (cúmulos y estratocúmulos). Dirección y velocidad del viento: WNW, 36 Km/h. (Información ofrecida por el Instituto Nacional de Meteorología. Los datos son de Agoncillo a las 18:00 horas solares). El Sol se había puesto a las 17:34 horas y a las 18:00 horas ya estaba anocheciendo.

Perfectamente pudo abrirse un hueco en las nubes, por la parte del cielo donde estaba el reluciente astro, mostrándose más llamativo (en esas fechas, Júpiter era algo más brillante de lo habitual), atrayendo la atención de los niños y provocando su confusión.